La no remoción del suelo

La no remoción del suelo previene deteriorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas, preservándose la materia orgánica y facilitando la vida de los organismos que lo habitan.

Impacto de la remoción del suelo[edit | edit source]

El laboreo constante del suelo produce la rápida degradación de su estructura y porosidad, afecta su composición química, la degradación biológica y la pérdida del carbono del suelo.^[1] Por tal razón la agricultura de conservación tiene como uno de sus principios fundamentales la alteración mecánica mínima del suelo, manteniendo los restos de la cosecha anterior en su superficie.

La no remoción del suelo previene deteriorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas, preservándose la materia orgánica y facilitando la vida de los organismos que lo habitan. Las raíces de las plantas y los organismos del suelo son responsables de la labranza biológica, lo que mejora una red de poros intercomunicados que facilitan el almacenaje del agua.

Implicaciones de la no labranza del suelo[edit | edit source]

El no laboreo del suelo implica no usar maquinaria pesada, lo que evita la compactación del suelo. Al no removerlo se conserva su estructura y se mantiene su capacidad para retener agua, lo que permite un uso más eficiente de este recurso.^[2] Para reducir la alteración del suelo, los agricultores practican la labranza cero y realizan la siembra directa sobre los residuos superficiales del rastrojo del cultivo anterior, con maquinaria especializada o en forma manual.^[3]

Beneficios de la no labranza[edit | edit source]

Con la no labranza se contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de un uso menor de energía y una mayor eficiencia en el uso de nutrientes. Al mismo tiempo, estabiliza y protege el suelo para que el carbono no se descomponga rápido y se liberen mayores cantidades a la atmósfera. Los campos sin labrar actúan como sumideros de CO2, con lo que contribuye de manera significativa en la reducción del calentamiento y representa una opción para optar a créditos de carbono.^[4]

Con la no labranza los agricultores pueden ahorrar entre un 30% y un 40% en tiempo y mano de obra y reducir los costos de maquinaria y combustible. Se mejora la eficiencia en el consumo de agua por las plantas, lo que permite obtener rendimientos más estables en medio de climas extremos exacerbados por el cambio climático.^[5]

Beneficios de la no remoción del suelo[edit | edit source]

• El suelo absorbe y almacena más carbono, al no “quemarse” con el oxígeno debido al laboreo que remueve el suelo.
• Hay un incremento en los niveles de materia orgánica, con lo que se mejora la biodiversidad y se incrementa el reciclaje de nutrientes y fertilidad natural del suelo.
• Al no removerse el suelo y conservar su estructura y porosidad se incrementa la capacidad de retención de agua para las plantas y del agua que se percola a los mantos acuíferos, lo que reduce la escorrentía superficial, proceso de erosión y los riesgos de inundaciones.

Referencias bibliográficas[edit | edit source]